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Mujeres en la neurocirugía: un legado de logros y superación de barreras

El siglo pasado ha demostrado un tremendo progreso en todas las disciplinas de la medicina. Paralelo a este progreso, y a menudo un contribuyente directo a los avances y logros, ha sido el papel cada vez más importante que han desempeñado las mujeres en la profesión. La neurocirugía no es una excepción. Aunque sus filas son pequeñas, en comparación con otras especialidades, las mujeres que han abrazado la práctica de la neurocirugía han jugado un papel enorme en su ascenso como especialidad en los últimos cien años.

La primera mujer que contribuyó a la radiocirugía fue Louise Eisenhardt, MD. La doctora Eisenhardt tenía una relación de trabajo única y cercana con Harvey W. Cushing, MD, considerado el padre de la neurocirugía moderna.  Eisenhardt fue considerada la “mano derecha” del Dr. Cushing. Antes de decidir ir a la escuela de medicina, comenzó a trabajar en 1915 como asistente editorial del Dr. Cushing. Ella continuó colaborando para él mientras estaba inscrita en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts. Más tarde, la doctora Eisenhardt se reincorporó al staff de Dr. Cushing como neuropatóloga y se desempeñó como su asociada de cirugía desde 1928 hasta 1934, haciendo diagnósticos sobre el terreno de tumores y tejidos a medida que el Dr. Cushing los eliminaba.

Mientras Louise Eisenhardt continuaba haciendo el diagnóstico patológico de los tejidos tumorales, mantuvo un registro de casos acumulativo, fue coautora de artículos con el Dr. Cushing y enseñó neuropatología en Tufts. En 1938, la doctora Eisenhardt se convirtió en curadora del Registro de Tumores Cerebrales de la Universidad de Yale, que ella y el Dr. Cushing establecieron. En 1944, se convirtió en la primera editora del Journal of Neurosurgery, el diario oficial de la Asociación Estadounidense de Cirujanos Neurológicos (AANS), y permaneció en ese cargo durante 22 años. De 1938 a 1939, la doctora Eisenhardt se desempeñó como la primera mujer presidenta de la AANS (antes conocida como Harvey Cushing Society).

A lo largo de los años, otras neurocirujanas continuaron ampliando el papel de la mujer en la especialidad y tuvieron un impacto significativo en el campo de la neurocirugía. En 1986, Frances K. Conley, MD, MS, FAANS (L), se convirtió en la primera mujer en ser nombrada para una cátedra permanente de neurocirugía en una escuela de medicina en los EE. UU. En 1991, apareció en los titulares nacionales cuando anunció su intención renunciar a su puesto como profesora de neurocirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, en protesta contra las actitudes sexistas de un colega que había sido recientemente ascendido. En 1998 se publicó su libro Walking Out on the Boys, en el que relata sus experiencias como cirujana y el sexismo dentro de la profesión médica.

Ruth Kerr Jakoby, MD, FAANS (L), se convirtió en la primera mujer diplomática de la Junta Americana de Cirugía Neurológica (ABNS) en 1961. Además de sus muchos otros logros profesionales, se desempeñó como presidenta de la Academia de Neurocirugía de Washington en 1972. En 1986, se convirtió en la primera neurocirujana en convertirse en abogada.

 

 

 

En 1981, Alexa Irene Canady, MD, FAANS (L), se convirtió en la primera mujer afroamericana en los Estados Unidos en constituirse en neurocirujana. También recibió dos doctorados honorarios, y fue incluida en el Salón de la Fama de la Mujer de Michigan en 1989.

 

 

 

 

En los últimos años, las neurocirujanas se han elevado a los primeros puestos de la especialidad. En 2005, Karin M. Muraszko, MD, FAANS, asumió la Presidencia del Departamento de Neurocirugía de la Universidad de Michigan, volviéndose la primera mujer en presidir un departamento académico de neurocirugía en los Estados Unidos. También se convirtió en la primera mujer nombrada directora de la ABNS.

 

 

 

En 2018, Odette Harris, MD, MPH, FAANS, obtuvo un puesto de profesora titular de neurocirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, convirtiéndola en la primera mujer negra en hacerlo en los EE. UU.

 

 

 

 

Asimismo, de 2018 a 2019, Shelly D. Timmons, MD, PhD, FAANS, fue la primera neurocirujana en ocupar el cargo de presidenta de la AANS y la segunda mujer en llegar a este puesto, 79 años después de la célebre doctora Eisenhardt. En 2019, la Dra. Timmons también se convirtió en presidenta del Departamento de Neurocirugía de la Universidad de Indiana.

El camino de las mujeres al interior de la medicina ha sido complicado. Todas tuvieron que enfrentar serios obstáculos; sin embargo, esta situación ha cambiado paulatinamente. Durante su estancia como residentes muchas profesionales refieren haber tenido dificultad en el plano de las relaciones interpersonales, laborales y sociales con sus compañeros. No obstante, con trabajo y respeto, las mujeres han logrado obtener cada vez mayor presencia dentro del campo médico-quirúrgico. Confiamos positivamente que en un futuro cercano se logre un ambiente de equidad de género y combate eficaz a la discriminación en el campo de la medicina y todas sus especialidades.

Afortunadamente, la estadística nos revela que continúa al alza la tendencia de las mujeres en el ámbito profesional de la neurocirugía. Según la ABNS, el 7,4% de los 6.069 diplomados en activo corresponden a mujeres y un 16% de los 1.489 residentes de neurocirugía son mujeres. Se espera que estos porcentajes aumenten a medida que más mujeres ingresen a los programas de capacitación en neurocirugía. Esto promete hacer que el segundo siglo de esta difícil especialidad esté lleno de avances y logros aún más notables.

Fuente: un artículo de investigación de Disep I. Ojukwu, MD, MBA, MPH, y Laura Stone McGuire, MD,  publicado en el portal www.neurosurgeryblog.org

 

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