Cuando comienza un plan de alimentación, es posible que tenga en mente ir desde recortar la cintura hasta una transformación de cuerpo completo. Si bien muchas personas que hacen dieta se enfocan en cambiar aspectos de su apariencia externa, pueden olvidar cómo sus patrones de alimentación afectan sus cerebros. Este importante órgano debe recibir tanta atención como el corazón, los pulmones o cualquier otra parte vital.

Según la Federación Mundial de Neurología, la salud del cerebro afecta la capacidad de una persona para comunicarse, tomar decisiones adecuadas y vivir un estilo de vida saludable. Varios factores contribuyen a la salud de este órgano, incluidos los patrones de sueño, el ejercicio y la dieta.

Hacer un seguimiento de lo que entra en su cuerpo tiene un gran impacto en su salud cognitiva. Si come las comidas incorrectas, podría terminar sufriendo una inflamación neuronal, lo que provocaría una disminución de la memoria y otros problemas de salud en el futuro. Si bien esta condición suena aterradora, puede evitar cualquier síntoma no deseado al monitorear en qué consiste su dieta. Con la ayuda de un selecto grupo de expertos, elaboramos la guía definitiva de los peores hábitos alimenticios para tu cerebro.

1. Comer demasiada azúcar

Cuando necesite que su cerebro funcione al 100%, asegúrese de evitar el exceso de azúcar.

“La función de su cerebro depende en gran medida de sus niveles de azúcar en sangre, ya que la glucosa es normalmente el principal combustible para su cerebro”, dice el doctor Dimitar Marinov, MD. “Si bien el exceso de azúcar no daña el cerebro directamente, invoca la liberación de altos niveles de insulina. La insulina afecta el acceso de diferentes aminoácidos al cerebro y, más específicamente, bloquea el transporte de la mayoría de los aminoácidos, excepto el triptófano”.

“Este último atraviesa la barrera hematoencefálica y se transforma en serotonina y melatonina, la hormona del sueño”, continúa el doctor Marinov. “Esta es la razón por la cual la sobrealimentación con alimentos azucarados puede ponerte literalmente en un coma de carbohidratos”.

2. No comer carbohidratos en absoluto

Puede suponer que eliminar todo el azúcar de su dieta podría hacer maravillas para su salud neurológica, pero no haga estas suposiciones demasiado rápido.

“La glucosa no es el único combustible del cerebro”, comenta el doctor Marinov. “También puede quemar cetonas. Aunque la mayoría de los fanáticos cetogénicos jurarán que quemar cetonas es óptimo y que esto mejora la función cerebral, la adaptación no ocurre en un día. A menos que su cuerpo esté bien adaptado a la cetosis, dejar los carbohidratos puede conducir a inestabilidad niveles de azúcar en la sangre e incluso episodios de hipoglucemia. Esto puede provocar niebla mental, confusión e incluso una breve pérdida del conocimiento”.

3. Exceso de alcohol

El alcohol puede pasarle factura a su cuerpo, y afecta particularmente a su cerebro.

“Beber más de las una o dos bebidas recomendadas por día puede afectar la capacidad de su cerebro para funcionar de la mejor manera”, dice Melissa Mitri, RD de Wellness Verge. “Demasiado alcohol con el tiempo puede afectar los niveles de neurotransmisores en su cuerpo, que son mensajeros químicos que ayudan a las células cerebrales a comunicarse”.

“Incluso participar en una noche ocasional de atracones de bebida puede resultar en la pérdida y el daño de la memoria. Si elige beber, limítese a una bebida que equivalga a cinco onzas de vino, 12 onzas de cerveza o 1,5 onzas de licor destilado”, dijo.

4. Saltarse las comidas

“El poderoso cerebro usa el 20% de la energía del cuerpo y es lo primero que sufre cuando la energía de los alimentos es limitada”, sostiene la nutricionista Liz Wyosnick, MS, RDN, y propietaria de Equilibriyum. “Cuando te saltas comidas, el cuerpo entra en un modo compensatorio para tratar de crear glucosa para el cerebro y equilibrar el azúcar en la sangre a un nivel de equilibrio seguro. Esto puede manifestarse en el cuerpo como falta de energía, agitación e incapacidad para concentrarse o enfocarse. Para la salud del cerebro, es útil desayunar dentro de una hora después de despertarse, y luego comer una comida balanceada cada tres a cuatro horas durante el día”.

5. Multitarea mientras comes

Si te encanta almorzar en tu escritorio mientras trabajas, podrías terminar engañando a tu cerebro para que coma en exceso.

“Realizar tareas mientras comes significa que pierdes la conciencia y la sensación de la comida frente a ti“, dice Wyosnick. “La multitarea durante las comidas puede significar que usted pierda el contacto con su señal de saciedad y la capacidad de su cerebro para registrar la saciedad, razón por la cual la satisfacción de la comida se ve afectada. Comer distraído puede significar que deja la comida insatisfecha y, por lo tanto, come más tarde o continúa comiendo, lo que puede traer consecuencias negativas de azúcar en la sangre e impactar el enfoque del cerebro”.

6. Ingesta inadecuada de vitamina B₁₂

“La vitamina B₁₂ protege las células nerviosas y ayuda a producir neurotransmisores que ayudan a las células nerviosas a comunicarse”, dice Elizabeth Ward, MS, RDN, coautora de The Menopause Diet Plan. “Los síntomas de la deficiencia de vitamina B₁₂ incluyen problemas de memoria, confusión, depresión y demencia. La deficiencia de vitamina B₁₂ no tratada puede provocar daños irreversibles en los nervios. Las personas que evitan todos los alimentos de origen animal o que no comen lo suficiente pueden tener fácilmente una deficiencia de vitamina B₁₂, especialmente después de los 50 años”.

7. Dietas ricas en grasas saturadas

“En mi opinión, las dietas ricas en grasas saturadas son el peor enemigo para el cerebro”, sostiene Sandra El Hajj, escritora de MyMSTeam. “Estas pueden promover el deterioro cognitivo, así como un agravamiento del deterioro cognitivo para aquellos que ya tienen una condición mental. Además, desencadenan varias complicaciones en el cerebro que interfieren con la señalización intracelular y la expresión génica, lo que lleva a la ansiedad, conductas depresivas, homeostasis interrumpida, así como una elevación de las citocinas inflamatorias. Todo este cúmulo genera un desequilibrio tanto en las funciones mentales como cognitivas”.

Fuente: un artículo de Erich Barganier publicado en el portal www.eatthis.com

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