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Diferencias en la estructura cerebral vinculadas a la desventaja social y el estrés tóxico

la adversidad infantil, el maltrato y el estrés como "factores de riesgo significativos para el desarrollo de la psicopatología".

Investigadores del Hospital McLean con sede en Belmont, Massachusetts, una filial de Mass General Brigham, encontraron que los niños de nueve y diez años de diferentes orígenes raciales y socioeconómicos tienen sutiles diferencias neurobiológicas en el volumen de la materia gris en ciertas regiones del cerebro asociadas con el trauma y estrés.

El investigador principal Nathaniel Harnett, PhD, profesor asistente de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, Boston, Massachusetts, cree que esta investigación muestra evidencia de que el “racismo estructural” (desventajas socioeconómicas amplias que conducen a la pobreza y al trauma emocional) puede afectar a las estructuras cerebrales y el crecimiento y, en última instancia, puede conducir a una enfermedad psiquiátrica.

“Para los médicos, creo que el mensaje final es que realmente debemos ser más conscientes de las formas en que la carga desproporcionada de estrés podría afectar a algunos grupos”, dijo Harnett a Medscape Medical News.

“Esto, a su vez, puede afectar la forma en que responden al estrés posterior o incluso a los resultados del tratamiento”. Agregó que es probable que estén involucradas otras regiones del cerebro y mecanismos compensatorios, y se necesita más trabajo para explorar estas conexiones.

El estudio fue publicado en The American Journal of Psychiatry.

Estrés tóxico

Harnett y sus colegas utilizaron datos de resonancias magnéticas y encuestas del estudio Desarrollo cognitivo del cerebro adolescente (ABCD) de 2019, en el que participaron más de 12.000 niños de 21 lugares de los EE. UU.

Los niños participantes proporcionaron información sobre conflictos emocionales y físicos en el hogar. El estudio ABCD también encuestó a los padres sobre su raza y etnia, educación, empleo e ingresos familiares. Otro factor en el análisis fue la desventaja del vecindario, basado en el índice de privación del área, que utiliza 17 indicadores socioeconómicos del Censo de los EE. UU., incluyendo pobreza y vivienda.

Al comparar los hallazgos de resonancia magnética cerebral de aproximadamente 7.300 niños blancos y 1.800 niños negros en el estudio ABCD, el grupo de Harnett encontró que los niños negros tenían un volumen más bajo de materia gris en la amígdala, el hipocampo y otras subregiones de la corteza prefrontal.

La experiencia de la adversidad fue el “único factor” que explica las diferencias en el volumen del cerebro, siendo el ingreso familiar el factor predominante.

En comparación con los niños blancos, los niños negros tenían tres veces menos probabilidades de tener padres que actualmente estuvieran empleados. Además, los padres blancos tenían más probabilidades que los padres negros de tener una educación superior con un 75,2 % frente a un 40,6 %. Las familias negras tenían ingresos familiares significativamente más bajos que las familias blancas y experimentaron más conflictos familiares, dificultades materiales, desventajas en el vecindario y eventos traumáticos.

Los investigadores analizaron las diferencias relacionadas con la raza en los síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la relación con la adversidad, y encontraron que los niños negros tenían una gravedad de los síntomas del TEPT significativamente mayor, y que la gravedad de los síntomas “se predecía aún más por la adversidad”.

“En conjunto, la adversidad en la vida temprana puede actuar como un estresor tóxico que afecta desproporcionadamente a los niños negros como resultado de su exposición significativamente mayor a la adversidad, y contribuye al desarrollo neuronal diferencial de las regiones clave de procesamiento de amenazas”, escriben los investigadores.

“Estas partes del cerebro están involucradas en lo que normalmente llamamos aprendizaje de amenazas”, explicó Harnett. “El aprendizaje de amenazas es básicamente aprender a reconocer peligros potenciales en nuestro entorno y seleccionar comportamientos para mantenernos a salvo, ya sea que huyamos de un peligro o lo encaremos de frente. Cuando tienes una exposición crónica a cosas que pueden ser peligrosas o pueden hacerte sentir inseguro, eso podría tener un impacto en cómo se desarrollan estas regiones del cerebro, con implicaciones potenciales sobre cómo funcionan estas regiones más adelante en la vida”.

Una consecuencia del estrés tóxico

Este estudio es parte de un creciente cuerpo de trabajo sobre la influencia del “estrés tóxico” y otras formas de TEPT en la arquitectura del cerebro. Los autores señalan que la exposición prolongada a experiencias adversas provoca una activación excesiva de los sistemas de respuesta al estrés y la acumulación de hormonas del estrés. Esto interrumpe los sistemas reguladores inmunitarios y metabólicos que influyen en las estructuras en desarrollo del cerebro.

El estudio ayuda a contradecir la “falsedad pseudocientífica” de las diferencias biológicas en el volumen cerebral relacionadas con la raza, y enfatiza en cambio el papel de la adversidad provocada por el racismo estructural, agregan los autores.

En una nota adjunta, el editor en jefe de The American Journal of Psychiatry, Ned H. Kalin, MD, calificó la adversidad infantil, el maltrato y el estrés como “factores de riesgo significativos para el desarrollo de la psicopatología“.

Estos hallazgos son “de suma importancia, ya que hablan de la necesidad de que la psiquiatría, como campo, hable abiertamente sobre los impactos psicológicos perjudiciales de las disparidades relacionadas con la raza en la adversidad infantil, para señalar el hecho de que estas disparidades se derivan del racismo estructural y para apoyar enérgicamente los esfuerzos de rectificación mediante la búsqueda de cambios de política”, afirmó el doctor Kalin en un comunicado de prensa.

¿Construcción social?

En un comentario para Medscape Noticias Médicas, la doctora Joan Luby, coautora de un editorial acompañante, dijo que ella y su coautor “realmente aprecian el estudio y piensan que los hallazgos son, en general, muy consistentes con la literatura emergente, lo que aumenta la confianza en los hallazgos”.

Luby, profesora de Psiquiatría infantil y directora del Programa de Desarrollo Emocional Temprano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, St. Louis, Missouri, señaló que “está en desacuerdo” con el hecho de que el estudio “hace inferencias sobre la raza, y cuando tales conclusiones no están bien justificadas, son malas interpretaciones y podrían ser engañosas”.

La raza es una “construcción social” y hay muchas fuentes de adversidad que los autores no midieron en el estudio y que probablemente sean la fuente de cualquier variación restante que encontraron, incluidas las experiencias de discriminación y racismo estructural”, comentó Luby, quien no participó en el estudio.

“El aspecto de las personas no tiene ninguna relación con sus características biológicas inherentes, y se necesita estudiar más sobre cómo estas experimentan el entorno psicosocial y cómo el entorno psicosocial reacciona o las rechaza”.

Estos temas psicosociales “tienen que ser tomados en cuenta y medidos de una manera muy integral”, agregó.

Fuente: un texto de Batya Swift Yasgur, MA, LSW, publicado en el portal www.medscape.com

 

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