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Observa la forma en que te hablas a ti mismo

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Las palabras que elegimos tienen un efecto sorprendentemente poderoso en nuestros pensamientos y emociones, e incluso en nuestra función cerebral. Podemos usar ese poder para impulsar nuestro éxito, superar las dudas y dejar de lado los arrepentimientos del pasado.

Esta idea proviene del reconocido neurocientífico Josh Davis, quien ha estado estudiando el cerebro y cómo aprovecharlo al máximo durante muchos años. Es el autor del bestseller Two awesome hours (Dos horas increíbles) que plantea el uso de estrategias basadas en la ciencia para aprovechar el mejor momento y realizar el trabajo más importante en pro de mejorar la productividad.

“Es un arte aprender a notar la forma en que te hablas a ti mismo o la forma en que habla otra persona”, dice Davis. Y añade que cambiar las palabras que utilizas, especialmente cuando hablas contigo mismo, puede alterar tanto tu estado emocional como tu comprensión de las situaciones y desafíos que enfrentas.

Es un campo amplio, ciertamente, pero aquí les planeamos algunos ejemplos de cómo cambiar una frase simple puede marcar una diferencia en su estado mental.

  1. Cambie “tengo que” por “llego a”

Davis ilustra este ejemplo planteando: “¿Tiene usted algo en mente que le haga pensar: ‘Tengo que hacer esto’ o ‘Llego a hacer esto?’”.

“Acabo de regresar de dar una exitosa conferencia magistral. Hice algunos contactos y sé que tengo que hacer un seguimiento sobre la posibilidad de trabajos futuros.

Esta tarea de dar seguimiento a leads (proceso de monitorear activamente dónde se encuentran los potenciales clientes) es algo que todo emprendedor tiene que hacer al menos algunas veces y, en mi caso particular, es una labor que en verdad nunca he disfrutado.

¿Cómo se siente si, solo por un momento, te permites decir genuinamente: ‘Puedo hacer un seguimiento con estas personas’?, pregunta Davis.

Me doy cuenta de que su reformulación tiene mucho sentido. La única razón por la que tengo prospectos o clientes potenciales con quienes hacer un seguimiento es porque a la gente le encantó el discurso de apertura, lo suficiente como para que varias personas que no sabían nada sobre mí esa mañana ahora estuvieran dispuestas a trabajar conmigo.

Un ejecutivo incluso se me acercó para preguntarme al respecto. Si pienso en el acto de dar seguimiento a esas conexiones exitosas como un placer y una celebración, en lugar de una tarea y una oportunidad para ser rechazado, en tanto eso podría cambiar toda mi perspectiva. Es un ejemplo perfecto de cómo alterar una sola palabra puede marcar una enorme diferencia”.

Observa la forma en que te hablas a ti mismo

  1. Cambie “necesitamos una decisión” por “necesitamos decidir”

Tenga cuidado con los sustantivos que se crean a partir de verbos, dice Davis. Cuando las personas usan verbos que se han convertido en sustantivos, “sin darse cuenta, tienden a tomar en su mente algo que es un proceso y convertirlo en algo fijo”.

“Necesitamos una decisión es solo un ejemplo”, explica Davis: “Una decisión es un resultado. Decidir en cambio, es una acción con muchos pasos. Míralo de esa manera y empieza a planificar cómo vas a decidir. Esto lleva la mente a un lugar diferente al de ‘Necesitamos una decisión’, dice. De la misma manera, cambiar ‘necesitamos mejorar’ por ‘necesitamos decidir’ nos obliga a considerar algunas preguntas importantes, como qué, específicamente, necesita mejorar y cómo vamos a mejorarlo.

Usar verbos en lugar de sustantivos puede resultar muy poderoso. Palabras como ‘decisión’ y ‘mejora’ tienden a usarse como objetos en oraciones. (En ‘necesitamos tomar una decisión’, por ejemplo, ‘nosotros’ es el sujeto y ‘decisión’ es el objeto). Las investigaciones muestran que los objetos activan una parte diferente del cerebro que las palabras de acción, que generalmente son verbos. Tomar un verbo que se ha convertido en sustantivo y cambiarlo nuevamente a verbo significa literalmente que estás cambiando la forma en que tu cerebro reacciona a esa oración. Lo mismo ocurre con cualquiera que lo escuche”.

  1. Cambie “no puedo” por “podría”

Algunas de las cosas que decimos, tanto a otras personas como a nosotros mismos, reflejan nuestro modo de operar, sostiene Davis. Debemos fijarnos en estas frases, aconseja, y jugar a cambiarlas. Por ejemplo: “Simplemente no puedo hacer esto”. Todos hemos dicho eso o algo parecido, muchas veces. Si lo piensas, también te estás diciendo a ti mismo que no puedes hacerlo.

En su lugar, intente decir: “Podría hacer esto”, dice Davis. Solo eso lograría ponerle en un estado de ánimo completamente diferente. También puede intentar “Será difícil hacer esto”. Puede que sea difícil, pero eso no le impedirá hacerlo. O podría preguntarse: “¿Qué me impide hacer esto?”.

  1. Cambie “¡No debería!” por “¿Qué pasaría si lo hiciera?”

“Cuando escuchas ‘debería’ o ‘no debería’, a veces hay una especie de carga o vergüenza asociada a ello”, dice Davis. “Vale la pena hacer una pausa y decir: ‘Espera un segundo. ¿Realmente merezco operar con esta carga o con esta vergüenza?'”.

En su lugar, Davis sugiere preguntar: “¿Qué pasaría si realmente hiciera esto?”. Siga ese proceso mental para ver adónde le conduce. Luego podrá decidir si esto es algo que no hará (o hará) debido a las posibles consecuencias, o si está permitiendo que preocupaciones innecesarias le impidan hacer algo que realmente desea hacer.

“No es que deba o no deba realizar lo que sea, dice Davis. Es que cambiar su afirmación de esta manera le ayudará a reiniciar el proceso de pensamiento”.

  1. Cambie “no debería haberlo hecho” por “estoy triste por eso”

Por supuesto, a veces lo que se debe y lo que no se debe hacer queda en el pasado. “No debería haber hecho esto” o “si tan solo hubiera hecho aquello”. Frases como estas pueden dejarle sumido en la vergüenza o el arrepentimiento, dice Davis.

No puedes cambiar el pasado, entonces, ¿qué puedes hacer con esos arrepentimientos? Para responder a esa pregunta, Davis invoca al legendario psicólogo Albert Ellis, uno de los fundadores de la terapia cognitiva, a quien no le gustaba la palabra “debería”.

Cuando se trata de arrepentimiento, Davis acota: “Albert Ellis le aconsejaría que dejara de decir ‘no debería haberlo hecho’ y simplemente dijera: ‘Estoy triste por haberlo hecho’. Intente alejarse del arrepentimiento o la vergüenza y reconozca la emoción de la tristeza, que implica aceptación”.

La gran idea

Hay un principio fundamental en el centro de todo esto, afirma Davis. La gran idea detrás de la terapia cognitiva es que la situación en la que te encuentras no causa tu emoción. “Tendemos a pensar que sí”, dice. Por ejemplo, pierdes un cliente importante. Te preocupa y crees que perder al cliente es lo que te hizo sentir así.

“La psicología cognitiva señala que, en realidad, eso no es correcto”, anota Davis. “La forma en que funciona es que hay algo que tienes que hacer entre la situación y la emoción. Tienes que encontrarle significado“. En este caso, el significado que usted le da a la pérdida del cliente podría ser que su negocio podría fracasar, que su producto no es bueno, que nunca debería haber iniciado su emprendimiento, y así sucesivamente.

Pero, por supuesto, podría haber un significado completamente diferente. Es posible que haya perdido al cliente no porque no valore su producto, sino porque está pasando apuros económicos y está en peligro de hundirse. Y su partida podría permitirle encontrar otros clientes que serán mejores a largo plazo.

Es por eso que cambiar algunas palabras puede ser algo tan poderoso. “Si pruebas palabras nuevas, a veces eso puede marcar rápidamente la diferencia y ayudar a alguien a encontrar un nuevo significado”, concluye Davis.

Fuente: texto de Minda Zetlin, autora de Autocuidado profesional: encuentre su felicidad, éxito y satisfacción en el trabajo.

 

La positiva evolución de los servicios especializados de radiocirugía esterotáctica que ofrece Gamma Knife Center Ecuador, se la debemos a cada paciente que nos confió el tratamiento de su tumor cerebral.

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